El estilo de Clara Lago

¡Por fin he visto Ocho apellidos vascos!, creo que soy de las pocas personas que aún no había pisado la sala de cine para ver la tan comentada película. Ya era hora de poder ser participe en las conversaciones con amigos sobre las carcajadas que Dani Rovira hace soltar al público una vez metido en la piel de Rafa el Sevillano, o Iñaki alias "el metralleta". Era la primera vez que veía actuar a éste cómico y la verdad que me quito el sombrero ante él, al igual que con su compañera de reparto, la guapisima Clara Lago, una profesional que lleva interpretando papeles para la pequeña y gran pantalla desde niña y parece que su carrera cada vez apunta más alto.

De ella, conocemos sus peliculas, sus apariciones en la alfombra roja e incluso sus romances de los que se hacen eco las revistas del corazón, pero apenas conocemos su estilo propio, sus looks diarios. Estamos acostumbradas a verla de punta en blanco en galas de cine y presentaciones, pero esa no es la auténtica Clara, cualquiera en su lugar nos aliariamos con una gran estilista y nos dejariamos asesorar bien para acudir perfectas a esos actos.

A mí me enteresa conocer cómo se viste la actriz en su día a día, como cualquiera de nosotras ya sea para salir de compras o tomar un café con una amiga. Asi que, a continuación os lo muestro, y espero vuestras opiniones.

Como cualquier chica de 24 años, Clara cuenta con un 'streetstyle' 100% casual. Se decanta por los colores oscuros y la comodidad. En cada uno de sus outfits destaca un puntito rockero y un aire fresco juvenil.

Camisetas, jeans, abrigos, cazadoras... un fondo de armario básico pero acertado para su estilo de vida cuando se encuentra lejos de los focos.

Bambas y botas parecen ser su elección para pisar la calle, los tacones los reserva para eventos importantes. Sus bolsos son amplios,son perfectos para meter todo lo necesario para un día fuera de casa. 

Creo que su estilo real demuestra ser ella misma, una chica con personalidad que no le hace falta ponerse ningún disfraz  para ser alguien que no es, ni colgarse del brazo un bolso cuyo precio oscile entre las tres y cuatro cifras.